viernes, 14 de noviembre de 2008

Engrane 2

Así que Pierre Dulac asintió con una sonrisa al comentario de su capitán, solo sus ojos denotaban cierta molestia, rasgo que oculto casi al instante, y es que Pierre era el tipo de hombre en el que se puede depositar una fe ciega, mientras a él le beneficiara la situación; siempre había sabido como engañar a la gente , manipularlos y darles una certera puñalada por la espalda sin que nadie supiera quien había sido, fácilmente podría tener el control de la armada y a la mujer que siempre había deseado si no fuera por el perro de Gunnar, como acostumbraba a llamarlo a sus espaldas por estar siempre al pendiente del rey.

Debía retrazar el regreso de alguna forma o sus planes para el imperio corrían peligro, ahora gracias a Gunnar disponía solo de la cuarta del tiempo para hacer los arreglos necesarios, cerrar tratos y volver a tiempo al barco, así que lo mas factible sería partir en unos días, acomodo su levita y de su cuello saco un medallón, en el que había una fotografía vieja y maltrecha de su niñez, en ella aparecían Skaersson, Vania, el Rey y él mismo, se quedo un momento contemplándola, sonrió irónicamente mientras miraba fijamente las nubes de la ciudad, y se deshizo del medallón.

El puerto de la ciudad estaba ya muy próximo así que Gunnar y Pierre tomaron posiciones en el puente y comenzaron a dirigir las complicadas maniobras de atraque, debían ajustarse la velocidad, el ritmo, los frenos de vapor delanteros debía calibrarse con los de propulsión, además de esquivar a los otros barcos mercantes y de guerra que se encontraban flotando alrededor de la isla haciendo espirales o incorporándose al muelle, eso sin contar a los numerosos inspectores navales, de aduanas y guardias que escoltaban a los barcos nuevos o sospechosos a puerto en naves individuales y fuertemente armados, practicamente era como incorporar una avispa màs al avispero.

Cuando por fin estuvieron amarrados los marineros saltaron a suelo firme llenos de alegría entre charlas, cánticos y celebraciones, el capitán grito desde el barco antes de bajar “eh marineros no se alejan demasiado, mañana mismo partiremos” y él mismo salto a tierra y se unió a un grupo, algo muy común en ese muelle, por la calle podías ver 15 o 20 grupos de marineros cantando, comerciando o dirigiéndose a la mejor posada de la ciudad, la de Madame Dorothy.

Pierre llegó cerca de tres horas después que los hombres de su barco a la posada, ya cuando la mayoría estaban bastante bebidos, sin embargo no llego solo, con él iban los técnicos de navegación, y otros dos marineros, bajitos y bastante sucios, eran los encargados de maquinas quines pasaban la travesía prácticamente encerrados en la cubierta inferior entre grasa, hollín, vapor y metal, los técnicos se unieron a los de otro barco mercante y se pusieron a intercambiar opiniones con ellos, los de mantenimiento como siempre buscaron las mujeres mas caras que su sueldo podía costear y desaparecieron.

Gunnar saludo a Dulac, el cual devolvió el saludo con su cabeza y se encamino a su asiento al lado derecho de su capitán

  • Ah Pierre, Pierre, Pierre, te pedí tu platillo favorito, mucho me temo que este tibio, tardaste demasiado esta vez.

  • Bueno capitán digamos que había muchas cosas que hacer antes de partir “mañana por la mañana”

Dicho esto se reclino sobre su asiento y se quedo mirando fijamente hacia la puerta.

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